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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Antidiaforéticas Las plantas antidiaforéticas tienen la propiedad de reducir la transpiración excesiva. Entran en este grupo la salvia, valeriana y belladona, en aplicaciones internas; y nogal o corteza de roble, en aplicaciones externas. Diuréticas Son plantas que favorecen o aumentan la cantidad de orina eliminada. Son ligeramente desinfectantes y útiles frente a las afecciones de las vías urinarias, pequeños cálculos y sedimentos en la orina.
El brezo actúa como vulnerario en las inflamaciones de las vías urinarias, además de como excelente diurético Entre las plantas diuréticas podemos citar el brezo, bolsa de pastor, cardo santo, hoja de abedul, raíz de bardana, ortiga, agripalma o capuchina. Expectorantes Se trata de plantas medicinales que facilitan la expectoración. Son sobre todo plantas mucilaginosas (aunque también pueden contener saponinas y aceites esenciales), las cuales se hinchan en presencia de agua permitiendo humedecer la zona de la laringe; su acción reduce la tos y la inflamación. En el caso de las sustancias con propiedades eméticas (saponinas sobre todo), permiten aumentar las secreciones de los bronquios y glándulas bronquiales, provocando náuseas que en ocasiones son incluso deseables, aunque en dosis elevadas pueden ser vomitivas. En el caso de las sustancias con propiedades estimulantes (generalmente aceites esenciales), por efecto de su capacidad de volatilizarse a través del aparato respiratorio, excitan las mucosas y facilitan la disolución de las mucosidades y por tanto la expectoración. Son además algo desinfectantes y relajantes de las contracciones de los músculos lisos bronquiales.
El gordolobo es una de las muchas plantas con propiedades expectorantes Entre las plantas con propiedades expectorantes, expectorantes eméticas y expectorantes estimulantes, se encuentran el gordolobo, malva, malvavisco, llantén, gatuña, hinojo, hojas de menta, tomillo, serpol y semilla del lino. Existen otras plantas expectorantes, pero específicas para calmar la tos (antitúsicas), entre ellas se encuentran el tusílago, regaliz, o la pepita del membrillo. Colagogas Son plantas cuyas sustancias ayudan a la producción de la bilis en las células hepáticas, o eliminarla de la vesícula y vías biliares.
El marrubio es una planta con excelentes propiedades colagogas Entre las plantas eficaces para esta aplicación se encuentran la agrimonia, marrubio, agracejo, orégano, hierbabuena, helenio, o el ruibarbo. Laxantes Los laxantes son sustancias capaces de acelerar la evacuación intestinal.
La cambronera es una eficaz planta laxante Entre las plantas más eficaces se encuentran las raíces de ruibarbo y regaliz, cambronera, trinitaria, nuez, pedúnculo foliado del yezgo, o el lino. Cardiotónicas Son plantas que contienen sobre todo glucósidos, capaces de ejercer una aceleración del ritmo cardiaco.
El digital es una de las plantas más famosas para aplicaciones cardiotónicas Algunas de ellas eficaces para esta aplicación son la digital, espino albar, eléboro, adonis, y el lirio de los valles.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Introducción ependiendo de su naturaleza química, las sustancias activas de los vegetales determinan un efecto terapéutico sobre el organismo humano. Al igual que otros productos medicinales contemplados en las farmacopeas, se dividen en grupos, según sea su campo de actuación, aunque una misma planta puede ser utilizada para más de un tratamiento, de hecho suele ser así en la mayoría de los casos; en muchos ocasiones se asocian varias plantas diferentes para reforzar la acción terapéutica. Atendiendo a esas acciones se dividen las plantas medicinales en las siguientes: Amargas Son plantas que tienen influencia sobre la función gástrica, pero sobre todo en caso de inapetencia; son por tanto aperitivas.
La genciana es una planta amarga pura Existen varios tipos de plantas amargas, las cuales se emplean siempre antes de las comidas: amargas puras, como la genciana, centaura menor o trébol acuático; amargas aromáticas, como la artemisa, angélica o el acoro; amargas astringentes, como la corteza de candurango, útiles por presentar un ligero efecto astringente eficaces en catarros y gastritis ligeras; amargas mucilaginosas, como el tusílago y el cáñamo. Astringentes Se trata de plantas con alto contenido en taninos, que poseen capacidad para actuar sobre la epidermis o las mucosas. También ejercen un efecto de drenado del tejido y una acción antiinflamatoria.
El hipérico posee sustancias astringentes Plantas con este tipo de sustancias son el arándano, hipérico, salvia, tormentilla, margarita (útil en la dermatosis, eccemas e inflamaciones), verónica, pulmonaria, cortezas de roble y de sauce, bardana, hepática, nogal, orégano, agripalma, hisopo, entre otras muchas. Vulnerarias Las drogas con efectos vulnerarios tienen la capacidad de reducir las inflamaciones a la vez que aceleran la renovación de los tejidos dañados. Como ejemplo, la manzanilla, meliloto y la caléndula cicatrizan las heridas y curan las enfermedades de la piel; el brezo actúa como antiinflamatorio de las vías urinarias; el romero es antirreumático Carminativas Las plantas con efectos carminativos ejercen una beneficiosa influencia sobre la evacuación de los gases intestinales, contracciones dolorosas y los calambres que se producen en los músculos lisos del intestino. Además de reducir la tensión dolorosa, frenan el desarrollo de las bacterias responsables de las fermentaciones.
El hinojo es una planta carminativa por excelencia A este tipo de plantas pertenecen las drogas que contienen sustancias espasmolíticas como la manzanilla, anís, hinojo, enebro, menta piperita, salvia, meliloto, etc. Diaforéticas o sudoríficas Se trata de plantas que facilitan la transpiración. Entran en este tipo el gordolobo, saúco negro, manzanilla, tilo, fumaria, hojas de grosellero negro, ulmaria, verónica, bardana, o la trinitaria.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Aprovechamiento de las sustancias activas (continuación) Polvos y tabletas Los polvos son una de las formas más típicas de presentación de las drogas vegetales, quizá por su facilidad de preparación y la mejor absorción por el organismo cuando se usan internamente, aunque también se utilizan externamente en algunos casos. Se trata de reducir las sustancias secas a fragmentos ínfimos; normalmente las partes deben dejarse secar durante más tiempo de lo habitual. Pueden prepararse como drogas simples o compuestos, a partir de las hojas (como la digital, sen, ácoro o ruibarbo); de las sumidades (como el lúpulo y ajenjo); raíces (como el ginseng, regaliz y violeta); frutos (como el cilantro); y cortezas (como el sauce). Por su parte, las tabletas son preparados sólidos cuyas drogas han sido previamente reducidos a polvo. Se presentan en variadas formas: grageas, comprimidos, pastillas, etc., y su elaboración se realiza industrialmente, mediante prensado de las sustancias secas. Teniendo en cuenta la forma en que van a ser administradas, se suelen proteger con productos neutros para que no se disuelvan antes de llegar al intestino. Múltiples productos son convertidos en tabletas, algunos de ellos son los alcaloides del opio, digital, cornezuelo, etc. Inyectables El uso parenteral es también una de las formas de administración de sustancias activas. Los productos aplicados mediante inyectables deben ser controlados por un médico, pues suelen ser alcaloides, materias puras o extractos vegetales, que necesitan una dosis precisa. Algunos de los inyectables están pensados en tratamientos contra inflamaciones, o alergias como las del heno. Algunas de las sustancias susceptibles de inyectar son la morfina, atropina, ergometrina, digitoxina, etc. Inhalaciones Se emplean en inhalaciones sustancias esenciales pulverizados muy finamente, en forma gaseosa o volátil o incluso en polvos, aplicadas mediante aerosoles o nebulizadores. Se aplican en las cavidades nasales o laringe. En ocasiones se utilizan cigarrillos que contienen drogas vegetales (como los antiasmáticos); en estos casos el humo inspirado transporta las sustancias activas hasta los bronquios. Supositorios Son preparados para aplicar vía vaginal o rectal. Se fabrican sólidamente con sustancias activas recubiertas generalmente con manteca de cacao, la cual se funde a la temperatura del cuerpo liberando sus componentes internos. Ungüentos y emplastos Se trata de preparados para aplicación externa sobre la epidermis. La droga activa tiene como soporte una vaselina que le da consistencia; se le añaden también aceites, lanolinas y otras sustancias. Este preparado se ablanda a la temperatura del cuerpo y permite su absorción por la piel. En cosmética se utilizan cremas que son en realidad ungüentos con más de un 10% de agua. Por su parte, los emplastos son preparados muy similares a los ungüentos, en cuanto que se aplican sobre la piel y también se reblandecen con la temperatura del cuerpo, aunque no se funden. En este caso el soporte básico es una gasa o trozo de tela que está impregnado del producto, y que se aplica sobre la parte afectada. Los emplastos aseguran una mejor absorción por parte de la epidermis que otras formas de aplicación externa. Tinturas Como su nombre indica, se trata de productos líquidos de variadas coloraciones, según el producto empleado en su elaboración. Siguen unas pautas bien descritas en las farmacopeas, en cuanto su forma de operar. Se suelen aplicar en gotas o cucharadas, tanto por vía oral como externamente (ejemplo del tratamiento de encías o gargarismos). Existen tinturas simples o compuestas, según se trate de elaboraciones basadas en una única especie de planta, o en mezclas de varias de ellas; en la mayor de las ocasiones se trata de alcoholatos obtenidos directamente de extractos secos de plantas medicinales. Ejemplo de tintura simple es la Tinctura calami aromatici, extraída de la belladona; compuesta es por ejemplo la Tinctura rhei composita, cuyo componente principal es el ruibarbo. Las formas de extracción son las clásicas ya descritas en la primera parte de este artículo, sea por maceración, percolación, etc. Ejemplo de preparación de un kilo de Tinctura gentianae: se macera un cuarto kilo de partes activas de genciana en un kilo de alcohol, durante 7 días en lugar oscuro; regularmente se debe agitar la mezcla; finalizado el periodo de maceración se filtra a presión, añadiendo alcohol previamente humedecido en los restos exprimidos, hasta completar el volumen de líquido perdido; se vuelve a exprimir y se deja reposar 12 horas, pasando el líquido finalmente por un filtro de papel. Los vinagres aromáticos, son otro tipo de tinturas preparados con alcohol y vinagres aromáticos como los del saúco. Linimentos Los linimentos son preparados que contienen sustancias medicinales en solución acuosa (en esta solución pueden intervenir alcoholes, aceites y amoniaco), presentados en emulsión o suspensión para su aplicación sobre la epidermis. Las sustancias activas pueden provenir de hojas de beleño, hipérico, espliego, etc. Su consistencia puede ser líquida o en forma de gel, el cual se disolverá con la temperatura corporal. Son muy clásicos en los remedios para dolores reumáticos y musculares.
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2017年09月23日
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Aprovechamiento de las sustancias activas (continuación) Las tisanas (continuación) Decocción La decocción es una extracción en agua de determinadas partes vegetales, a la cual se le da un cierto tiempo de ebullición. Dependiendo de la consistencia de las partes a extraer, se darán tiempos de decocción más o menos largos; generalmente, las raíces, hojas, flores y pedúnculos foliados se hierven en agua durante unos 15 minutos, mientras que las ramas y otras partes más duras pueden precisar hasta una hora, tiempo durante el cual deberá ir reponiéndose el agua evaporada. Una vez hecha la decocción hay que filtrar el líquido mediante un paño, exprimiendo bien el líquido de las partes cocidas. Las dosis son similares a las de la infusión, es decir una parte de planta por cada diez de agua salvo con las plantas que tienen alto contenido en mucílagos (malvavisco o lino) que será de 1/20. Hay que tener la precaución de no almacenar las decocciones, no se deben conservar más allá de 48 horas; preferentemente se prepararán para aplicar en el momento. Existe un método de extracción llamado digestión, en el cual se realiza una decocción a temperaturas de entre 35º y 40º C., aunque no superiores a 50º C. Este procedimiento es adecuado con aquellas partes vegetales más duras, o que contienen sustancias poco solubles. Para ello se introducen las partes a extraer en un recipiente con el líquido previamente calentado a las temperaturas indicadas; se mantiene durante un periodo que puede oscilar entre media hora y 24 horas, agitando el envase regularmente. Los extractos Los extractos son sustancias, más bien concentradas, obtenidas mediante maceración en determinados líquidos, como agua, alcohol, éter, o mezcla de éstos. Se suelen aplicar en gotas o mediante mezclas diversas, y pueden tener consistencias líquidas, densas, fluidas o secas. Los extractos líquidos, como los de tomillo, son ligeramente espesos, parecidos a los de un almíbar. Los extractos fluidos, como los del helecho macho, tienen consistencia similar al de la miel fresca. El extracto denso, como el de la belladona, contiene un máximo del 20% de agua, mientras que el 80% es materia seca. El extracto seco, como el del ruibarbo, tiene solamente un 5% de agua, por lo que puede ser convertido fácilmente en polvo. Aguas aromáticas Son aguas medicinales con alto contenido en aceites esenciales, a las cuales se les añaden líquidos alcohólicos; su utilizan a partir de los 30 días de su preparación. Las aplicaciones más comunes son las carminativas. Una remedio clásico a base de agua carminativa es el siguiente: se toma la décima parte de un gramo de extractos esenciales de alcaravea, cilantro, limón, hinojo y menta, y 5 g. de talco; se disuelve todo en 2,5 g. de alcohol de 95º; una vez disuelto se añade a un litro de agua, se agita bien y se filtra a continuación. Jarabes Los jarabes son líquidos muy concentrados a base de extractos (en ocasiones se le añaden otras sustancias), miel (o azúcar moreno en su defecto) y agua; se deben preparar con miel preferentemente, ya que en las afecciones del aparato respiratorio se benefician de sus propiedades tónicas y pectorales. Los jarabes galénicos son adecuados en medicina infantil, sobre todo como expectorante y antitúsico. El mal sabor de muchas plantas medicinales puede ser enmascarado fácilmente mediante este tipo de presentación. Algunas plantas medicinales empleadas en la elaboración de jarabes son la amapola, llantén, malvavisco, saúco, tomillo, violeta, agracejo, frambueso, grosellero y zarza. Píldoras Son preparados destinados a ser administrados por vía bucal. Se suele utilizar una mezcla en la que intervienen la sustancia activa principal y otros productos auxiliares. Conseguir la adecuada solidez de las píldoras requiere un proceso laborioso, ya que deben dosificarse en pildoreros, eliminar la humedad sobrante, y aplicarles una serie de productos superficiales para evitar que se adhieran entre sí. Sustancias laxantes, hierro y arsénico eran los productos que se empleaban en píldoras con más frecuencia.
La Equinacea (Echinacea angustifolia), es muy útil para resfriados y variadas infecciones. Suele presentarse en cápsulas, píldoras, tabletas o tinturas
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2017年09月23日
Miss Chen
Aprovechamiento de las sustancias activas (continuación) Las tisanas (continuación) Según como se aplique el agua, las tisanas se pueden obtener de varias formas, las más comunes son la infusión, maceración y decocción. Infusión Es una de las formas más populares y clásicas de extracción para obtener una tisana. Es muy adecuada para las drogas aromáticas, ya que los aceites esenciales que contienen se evaporan a temperaturas mayores que las precisas para preparar la infusión. La infusión se realiza sumergiendo las partes troceadas de la planta en una cantidad de agua hirviendo (dependiendo de la planta pueden ser partes enteras, como las semillas del lino); se deja reposar unos 15 minutos removiendo de vez en cuando y se filtra a continuación mediante un tamiz o papel de filtro. Las dosis generales (excepto para drogas tóxicas que deberán determinarlas un médico) son aproximadamente de un gramo de planta por cada 10 de agua. Maceración s una extracción que se realiza a una temperatura ambiente de entre 15º y 20º. El líquido para la solución puede ser agua o alcohol, pero en ocasiones también se emplean vinos blancos o tintos. Normalmente, la maceración en alcohol o vino puede alargarse sin temor a interferencias bacteriológicas, no así en agua, que puede fermentar o formar moho; de todas formas los tiempos concretos de maceración vienen también determinados por el tipo de droga a extraer. En líneas generales las drogas que contengan mucílagos, como el malvavisco o el lino, se macerarán durante una media hora aproximadamente; por su parte, las amargas y aromáticas entre las dos y doce horas. Las dosis a macerar, siempre en términos generales, será a razón de una parte de planta por veinte de líquido. Existe un método de extracción llamado percolación, que se realiza de forma parecida a una maceración a temperatura ambiente de entre 15º a 20º, pero en este caso se utiliza un líquido circulante. Es el método empleado ordinariamente para extraer las sustancias tóxicas. Proceso de maceración del aguardiente de hierbas El aguardiente de hierbas es una bebida tradicional en la Galicia rural (España). Antes de explicar su proceso de maceración es interesante conocer sus antecedentes, pues no se trata solamente de un simple licor medicinal y espirituoso, sino que todo lo que le rodea, especialmente el alcohol con que se elabora, constituye una verdadera parafernalia místico-cultural, en la actualidad un poco devaluada, pero que todavía es representativa del arraigo de un pueblo como el gallego, en sus tiempos emigrante y nostálgico ante el recuerdo de su tierra, y que puede ser definida con una sola palabra: "morriña", es decir, nostalgia, añoranza o melancolía ante la ausencia de la propia tierra. Típicamente, tras la vendimia y fermentación del zumo de la uva, se destila su vagazo o pulpa (orujo) para extraer el alcohol que contiene (el aguardiente blanca). Éste es muy apreciado en Galicia para la preparación de la tradicional "queimada" ("quemada" en castellano), que suele cerrar una celebración, comida familiar, etc., y que desde siempre ha tenido un significado místico, aunque hoy en día más cultural que místico, pues durante su elaboración (la quema del aguardiente), se solía recitar el llamado "conxuro da queimada" (conjuro de la queimada), a la única luz que proyectaban las fantasmagóricas llamas amarillo-verde-azuladas despedidas del líquido en combustión, mientras se invocaban los espíritus de los familiares fallecidos para que participaran con los presentes en la celebración, a la vez que se pretendía una purificación espiritual y liberación ante los "feitizos e mal de ollo" (hechizos y mal de ojo). El aguardiente de hierbas no es más que el aguardiente blanca a la cual se le ha macerado una serie de hierbas medicinales y aromáticas. La elaboración de este aguardiente puede ser llevada a cabo por nosotros mismos, primero obteniendo el alcohol, los productos que se citan más abajo y siguiendo las siguientes instrucciones. - Adquirir las hierbas. Existen a la venta, en algunas farmacias y establecimientos especializados, paquetes con las hierbas ya distribuidas en su correcta proporción. No obstante, podemos adquirirlas por separado, y en ese caso, para unos 15 litros (para menos litros interpolar) debemos comprar las siguientes cantidades: 15 gramos de romero 15 gramos de tomillo 15 gramos de cilantro 12 gramos de orégano 11 gramos de anís estrellado 10 gramos de anís en grano 7 gramos de menta poleo 6 gramos de manzanilla dulce 5 gramos de regaliz 1 nuez moscada (de unos 4 gramos aprox.). 2 gramos de canela en rama 2 gramos de clavo de Zanzibar. Nota.- la nuez moscada hay que rallarla y el anís en grano machacarlo en un mortero. - En un recipiente ancho verter el alcohol y añadir las hierbas; incluir también la corteza limpia de tres naranjas y tres limones. Dejar macerar durante unas horas. - Añadir 2 gramos de colorante alimentario. - Añadir azúcar moreno de caña (un mínimo de 1/2 kg., según gusto). - Remover bien, filtrar a través de una tela fina y muy limpia, y envasar. Se puede conservar durante mucho tiempo, gracias a su alta graduación.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
Los preparados galénicos Se llaman preparados galénicos a todos aquellos remedios de origen vegetal. Se debe al célebre médico de la antigüedad Claudio Galeno, el cual preparaba todos sus medicamentos con materias primas extraídas de los vegetales. Hoy en día la industria farmacéutica elabora múltiples preparados con drogas tanto químicas como vegetales en variados formatos, tales como comprimidos, jarabes, inyectables, etc. fruto de la floreciente química de síntesis desarrollada desde el siglo XIX. A pesar de ello, la farmacia galénica resurgió tras la demanda popular en recuperar la tradición de las sustancias medicinales vegetales, preferentemente, pues también se recuperaron otras sustancias naturales en lo que se llegó a denominar medicina neogalénica. La farmacia moderna prepara remedios galénicos basados en farmacopeas y métodos precisos, las cuales elaboran jarabes, tinturas, ungüentos, extractos, etc., adecuados para caso terapéutico. Los preparados galénicos se deben al célebre médico de la antigüedad Claudio Galeno, el cual preparaba todos sus medicamentos con materias primas extraídas de los vegetales En la farmacopea oficial se describe cada remedio, su composición, forma de comprobación y conservación. Normalmente son preparados que se venden libremente en las farmacias, o que se elaboran de manera muy sencilla por el paciente en su propia casa, en forma de apósitos, infusiones, decocciones, etc. Sólo en aquellos en que los productos contienen sustancias de acción violenta se precisa receta médica. Los preparados galénicos no suelen necesitar un control tan preciso como los medicamentos clásicos, en lo que se refiere a fechas de caducidad, pues las sustancias activas de origen vegetal se mantienen mucho más estables. Se debe prestar no obstante, una atención similar al que prestamos a las infusiones, decocciones o extractos; en especial si se trata de almacenar grandes cantidades para mezclas de alguna de estas formas de preparación. Aprovechamiento de las sustancias activas Las plantas medicinales pueden aprovecharse de distintas formas: en tisanas, jarabes, jugos, extractos, linimentos, tinturas, ungüentos y polvos. Para obtener las sustancias activas de las plantas medicinales, se recurre frecuentemente a la técnica de la extracción, este proceso consiste en incorporar las sustancias activas de una planta a un líquido, que generalmente suele ser agua o alcohol; se puede realizar en frío o en caliente, y el producto resultante puede ser una solución más o menos concentrada en función de la sustancia de origen, o espesarse por propio interés en base a la aplicación que se le vaya a dar, que puede ser para administrar por vía oral, o externamente en forma de baños, lavados, compresas, cataplasmas, colirios, lociones, etc. Existen varias técnicas de extracción, las más populares son las tisanas: Las tisanas Las tisanas se obtienen tratando las partes vegetales de interés medicinal preferentemente con agua como vehículo extractivo (en ocasiones también se recurre a alcoholes y aceites). Pueden ser simples, por ejemplo a base de tila, hipérico o manzanilla; o compuestas a base de mezclas de plantas y otros productos, como bicarbonato o ácido acético. Un ejemplo de tisana laxante, es la resultante de utilizar semillas de hinojo molidas en solución acuosa de ácido tartárico y tartrato sódico potásico. Las plantas que se vayan a destinar a la preparación de tisanas, se deben acondicionar previamente con los utensilios adecuados, ejemplo con tamices o mallas; para picar, moler o pulverizar al tamaño adecuado para el uso que se le vaya a dar. El polvo formado durante la operación de fraccionar las plantas no se debe aprovechar. Las dosis suelen estar prescritas en la farmacopea; para ello deberán pesarse los ingredientes por separado, empezando por las drogas más abundantes que no contengan frutos y semillas, y mezclándolas al final. Se debe tamizar adecuadamente y volver a mezclar, despreciando el polvo resultante. No se deben aprovechar los restos de tisanas anteriores para mezclar con otras nuevas. En el caso de tisanas cuyo fin sean compresas, se triturarán las plantas más bien en forma gruesa. Las tisanas que incorporen sustancias tóxicas como la digital, muérdago, beleño, acónito o belladona, deben ser prescritas por un médico.
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2017年09月23日
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El almacenamiento y conservación Para el almacenamiento deben evitarse las bolsas y cajas de plástico. Si se trata de cantidades muy importantes se utilizarán sacos de papel, cajas forradas de papel tratado, o sacos de tela; siempre protegidos de la luz y la humedad. Periódicamente se deben revisar las plantas almacenadas, comprobando cualquier alteración en el nivel de humedad, moho, insectos, etc. Si se desea conservar las plantas enteras, pueden secarse en forma de ramilletes, atándolas juntas por los extremos cortados y colgándolas con las flores boca abajo próximas a una corriente de aire seco, por ejemplo una ventana, o simplemente al aire libre. Este sistema es el utilizado normalmente para las flores secas como cardos o siemprevivas).
Existen especies que deben preservarse de la luz por su especial sensibilidad, es el ejemplo de las semillas de cólquico, raíz de ruibarbo o glándula de lúpulo. Igualmente, algunas otras pierden fácilmente su color inicial si se descuida el proceso de secado, como es el caso del gordolobo. El secado de semillas y frutos no suelen presentar problemas, pues son escasos en agua; sin embargo, determinadas especies son especialmente sensibles a la humedad ambiental (las llamadas higroscópicas), por ello, una vez desecadas deben conservarse en tarros de vidrio oscuros con tapas tratadas químicamente y bien herméticos; además, no deben conservarse por tiempo superior a un año; especies higroscópicas son por ejemplo, el malvavisco, flor de gordolobo, helecho macho, raíz de perejil, raíz de angélica, etc.
Algunas especies requieren tratamientos especiales. La flor del gordolobo, por ejemplo, además de muy sensible a la humedad ambiental (higroscópica), pierde fácilmente su color si se descuida el proceso de secado Las plantas que contienen aceites esenciales se deben tratar con especial cuidado. Una vez hayan entrado en proceso de secado deben conservar siempre intactas las partes aéreas, incluso durante su almacenamiento, el cual no deberá superar más de un año.
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2017年09月23日
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Introducción letra capitular El secado y almacenamiento de las plantas medicinales hasta el momento de su utilización, requiere una serie de técnicas aplicables incluso a otro tipo de plantas, como las especias o las de uso industrial, pero especialmente importante en las medicinales, las cuales, dado el fin que se les va a dar, precisan conservar las sustancias activas en su máximo grado de efectividad. La época de recolección de las plantas varía en función del contenido de las sustancias activas durante el ciclo vegetativo. Ese momento queda determinado por las características de la especie y las partes de la planta que se van a recoger, sean hojas, raíces, flores, frutos, etc.
La época de recolección de las apreciadas bayas del arándano es a finales del verano, cuando la planta ha dejado de crecer y las hojas están formadas y los frutos maduros El secado El secado de una planta no es más que el proceso de extraer la humedad que contiene, para evitar que se pudra, enferme o pierda las sustancias activas, además de permitir su almacenamiento por un tiempo determinado antes de su utilización. En muchas ocasiones, antes de secar las plantas, se riegan incluso para limpiarlas de tierra o polvo; se preparan, separan, trocean, etc., según el caso, para a continuación proceder al secado propiamente dicho. Éste se puede realizar con calor natural o artificial; sea cual sea el sistema, el propósito es eliminar progresivamente la humedad contenida en las partes útiles, mediante técnicas adecuadas a cada especie de forma que no se pierdan o devalúen las sustancias que se pretender retener. Prácticamente sin excepciones las partes recolectadas deben ponerse a secar inmediatamente; se evitará de esta forma que se marchiten o requemen. Por esta misma razón, salvo en algunos casos, es necesario evitar el secado a pleno sol, dado que las sustancias activas se reducen o alteran por efecto de los rayos solares; así, las plantas ricas en aceites esenciales pueden llegar a perder entre un quinto y una tercera parte de esas materias. Solamente en casos excepcionales se sitúan las plantas a pleno sol, pero siempre por periodos muy cortos y previo a situarlas en un lugar adecuadamente ventilado. El proceso de secado resulta más o menos sencillo dependiendo de que partes de la planta se van a manipular. Las hojas, por ejemplo, son generalmente fáciles de tratar, no así los tallos y ramas. Si el tiempo de secado es excesivo se corre el riesgo de que la planta se reduzca a polvo, perdiendo las sustancias activas; un tiempo escaso, por su parte, puede provocar que la humedad que aún contienen las haga enmohecer o pudrirse. En general, las partes más duras de la planta deben poder partirse con facilidad si se las curva, y las más endebles deben conservar cierta rigidez sin romperse al manipularlas ligeramente. El calor natural es el sistema de secado más adecuado, y el que da siempre los mejores resultados. Obviamente, industrialmente con este sistema se obtiene un rendimiento inferior, ya que se está limitado a la época veraniega. En este caso se recurre a secaderos donde la ventilación, temperatura y humedad pueden ser regulados y mantenidos a un régimen constante. En invierno es preciso calentar el lugar habilitado como secadero. En verano, sin embargo, se pueden alcanzan altos regímenes de secado. Las flores, por ejemplo, si se les mantiene con calor natural en lugares cerrados, con sombra y cercanos a un hueco de ventilación, pueden alcanzar el punto óptimo entre 3 y 8 días; las hojas entre 4 y 6; las ramas necesitan periodos más largos. Algunas especies de las que se aprovechan sus ramas o frutos (hinojo, alcaravea, salvia, mejorana, ajedrea, etc.), pueden incluso secarse en su propio lugar de cultivo, pero con la precaución de que estén a recaudo del sol y la lluvia.
Algunas especies de las que se aprovechan ramas o frutos, como la salvia, pueden ser secados en su propio lugar de cultivo si se les preserva del sol La partes a secar deben colocarse en capas finas, bandejas o cajas de madera que dispongan huecos por donde circule el aire; esto es especialmente importante si las cajas se van a apilar. Si el volumen de plantas a secar es muy alto, se aconseja disponer de estantes que permitan removerlas, al objeto de que las el secado sea proporcional en todo el conjunto. No está aconsejado depositar los productos directamente sobre el suelo, ni tampoco sobre hojas de papel impreso como periódicos o revistas; debe utilizarse siempre papel blanco y muy limpio.
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2017年09月23日
Miss Chen
Separación de la farmacognosia y la farmacología Según Martius, la farmacognosia tenía por objeto investigar las materias medicinales obtenidas de los tres reinos de la naturaleza respecto de su procedencia y bondad, examinar su pureza y averiguar sus substituciones y falsificaciones. Este concepto no ha sido compartido por todos los autores. Durante cierto tiempo se incluyó en la farmacognosia la farmacología, que hoy se encuentra bien separada de ella. La Farmacia práctica y la Química farmacéutica, que también se incluyeron en la farmacognosia, forman estudios aparte. Según Tschirch, la Farmacognosia es la ciencia que tiene por objeto estudiar científicamente las drogas de origen animal y vegetal en todos los conceptos, exceptuando su acción fisiológica, describirlas correctamente y relacionarlas entre sí desde puntos de vista generales. La farmacognosia científica fue dividida en las siguientes partes: farmacoergasia (cultivo, recolección, preparación de la cosecha), farmacoemporia (vías comerciales, puntos de importación y de exportación, manipulaciones a que se someten las drogas en los puertos donde se importan), farmacodiacosmia (suertes comerciales, embalajes), farmacobotánica (clasificación, morfología, anatomía, fisiología, patología), farmacozoología, farmacoquímica, farmacofísica, farmacogeografía y farmacocrestología (determinación del valor de los medicamentos). Para el farmacéutico tiene gran importancia la Farmacognosia aplicada, que le permite utilizar las drogas a conciencia. La literatura sobre plantas medicinales En los documentos más antiguos de la literatura oriental y europea se citan muchas plantas medicinales; muchas otras plantas, así como sus productos, pueden reconocerse en las descripciones, aunque a veces sean éstas muy escuetas. Los médicos y los botánicos de la Edad Media no suministraron grandes descripciones de las plantas medicinales, ni de las materias curativas, ni de las materias curativas del mundo orgánico. Solamente al principio de la época moderna, cuando las ciencias naturales adquirieron gran empuje y desarrollo, aparecieron descripciones más exactas y pronto también representaciones gráficas de las plantas y de los animales empleados en concepto médico. Contribuyó a este desarrollo el descubrimiento de América y de la ruta de las Indias Orientales, puesto que estos países enriquecieron las farmacopeas con nuevos medicamentos. El conocimiento sobre las materias y drogas medicinales En 1533 fue Buonafede el primer maestro de farmacognosia como Lector Simplicium en Padua, y en 1540 Valerio Cordus dio lecciones relativas a las materias medicinales en Wittemberg, de un modo mucho más satisfactorio que todos sus predecesores. Al propio tiempo trabajaba en el mismo sentido Conrado Gener, de Zurich, y el médico portugués de Goa, García de Orta, dio por el año 1560 buenas descripciones de drogas indias de antiguo renombradas. Desde entonces los progresos de las ciencias naturales descriptivas fueron siendo cada vez más provechosos para el conocimiento de las drogas medicinales, de manera que en los siglos XVI, XVII y XVIII sus propiedades pudieron ser más bien establecidas. A menudo contribuyeron a ello farmacopeas; así, por ejemplo, la de Wurtenberg describe en 1740 las drogas magistralmente. En el curso del tiempo los conocimientos relativos a las materias medicinales constituyeron una verdadera ciencia, gracias más bien a los esfuerzos de los médicos y de los botánicos que a los de los farmacéuticos, y esta ciencia fue la Materia médica. Se puede ver en que consistía en aquel tiempo esta ciencia en la obra de Murray, Apparatus medicaminum (6 vol., Gotinga, 1766-94). Esta materia médica comprendía los caracteres externos, las manipulaciones farmacéuticas, el empleo y la acción de las materias medicinales; poco a poco fue perfeccionándose y especialmente desde Paracelso, desde el siglo XVI, a las materias medicinales en bruto (drogas) del reino animal y del reino vegetal se añadieron sustancias obtenidas por procedimientos químicos. Respecto del conocimiento de éstas, los farmacéuticos aportaron numerosos datos, sobre todo los de Alemania, Francia e Inglaterra. Merece citarse el descubrimiento de la morfina del opio. El farmacéutico Sertürner de Hammeln (Hannóver) demostró en 1817 que correspondía a esta sustancia principalmente la acción del opio, y pronto fueron aislándose de otras materias medicinales sus principios activos en estado de pureza. Con esto la Química orgánica, que entonces principió a adquirir gran importancia, pasó a ser uno de los principales fundamentos de la Farmacología. Pronto se enriqueció tanto esta ciencia que, sobre todo en Francia y en Alemania, se subdividió, pasando parte de ella a constituir una ciencia independiente con el nombre de Historia natural de las drogas (Pharmaseutische Warenkunde), y finalmente, desde el segundo decenio del siglo XIX quedó establecida con el nombre de farmacognosia, separada de la farmacología. La literatura sobre farmacognosia Las principales obras que pusieron de manifiesto las opiniones sobre la farmacognosia fueron escritas principalmente por farmacéuticos científicos. Así, en Francia merece ser mencionada la obra publicada en 1820 por Guibourt con el título de Histoire naturelle des drogues simples. En Alemania, escribieron Trommsdorff (1822) Handbuch der pharmazeutischen Warenkunde, Göbel y Kunze (1827-34) Pharmazeutische Warenkunde, Chermeier (en la misma época), Pharmakognostische Tabellen, Martius (1832) Grundriss der Pharmakognosie des Pilanzenreichs. En Inglaterra permaneció unida la farmacognosia con la farmacología, con este último nombre, o como Materia médica y terapéutica, por ejemplo, en el tratado de Pereira (The elements of materia medica and therapeutics, Londres, 1838). Schleiden de Jena puso por primera vez en 1847 el microscopio al servicio de la farmacognosia en un trabajo sobre la raíz de zarzaparrilla, Wedell dio a conocer en 1849 la estructura interna de las cortezas de quina, y Berg de Berlín, Oudemans de Rotterdam y Schleiden extendieron las investigaciones microscópicas a toda la farmacognosia. Otros, sobre todo Pereira y Wiggers, contribuyeron al conocimiento del comercio y caracteres externos de las drogas.
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Miss Chen
2017年09月23日
Miss Chen
La evolución de la química y la farmacología a evolución de la química farmacéutica, se debe a un buen número de químicos, médicos y farmacéuticos que participaron en el estudio de las sustancias activas de las drogas que se utilizaban. El primer manual de química propiamente dicho es un profundo tratado llamado Alchemia, escrito por Andreas Livabius (1540-1606). A otro químico, Johann Rudolf Glauber (1606-1668) se le debe el descubrimiento del sulfato de sodio (hoy día aún conocido por "sal de Glauber"). Durante el espacio de tiempo comprendido entre los siglos XV y XVII se publicaron infinidad de antidotarios, apartos, dispensatorios, recetarios, códices, lexicones, bibliotecas y palestras, en todos los Estados europeos. Pero a principios del segundo de los siglos nombrados, aparecieron las primeras farmacopeas, de las que sucesivamente se han derivado las oficiales hasta hoy. En España se publicaron primeramente las regionales; en Rusia salió a la luz la de San Petersburgo; en Italia, las de Venecia y Roma; en Inglaterra, la de Londres (1618); la de Amsterdam (1636); la de París, o sea el Codex (1639); la de Lila (1640) y la de Tolouse (1695). No obstante, la Farmacia estaba todavía bajo la férula de la Facultad de Medicina, y así siguió a pesar de sus escuelas especiales y de sus Códices, hasta fines del siglo XVIII, que fue elevada a facultad independiente primeramente en España, después en Alemania y, por fin, en Francia. El fundador de la química experimental y analítica fue el conde irlandés Robert Boyle. Rompió con la tradición aristotélica de los cuatro elementos cuando esbozó en su obra The Sceptical Chymist (1661) el concepto de elemento como parte más pequeña de la materia no susceptible de posterior división, visión que sería desarrollada posteriormente por Dalton. Otro excelente químico y médico fue el alemán Friedrich Hoffmann (1660-1742), padre del célebre "licor de Hoffmann". Estudió las esencias naturales y se interesó por los compuestos de magnesio. También estudió las aguas minerales.
A Robert Boyle se le considera el fundador de la química experimental y analítica La evolución de la química y la farmacología prosiguieron paralelamente. Jons Jacob Berzelius (1779-1848) descubrió el selenio, el cerio y el torio, y aisló por primera vez los metales alcalinotérreos; Introdujo el concepto de isomería, descubrió el ácido pirúvico y propuso el nombre de proteína. El farmacéutico y profesor de química francés J.B. Caventou (1795-1877), junto con el farmacéutico parisino Joseph Pierre Pelletier (1788-1842), fueron autores de notables estudios sobre la quinina, la brucina, emetina, cafeína y otros alcaloides. Por su parte, el farmacéutico Friedrich Wilhelm Adam Sertutner (1783-1841), se hizo célebre por su descubrimiento de la morfina y del ácido mecónico, extraído del opio. Otro farmacéutico, P.L. Geiger (1785-1836), junto con el químico Hesse, descubrieron la atropina, la hiosciamina, la colquicina, la cicutina, la daturina y la aconitina. El médico Robert Buchheim puede ser por su parte, el fundador de la farmacología moderna. Los modestos boticarios trabajando en la soledad de sus no menos modestos laboratorios a lo largo de muchos años, conquistaron y ganaron a la Química las bases que asentaron a las grandes industrias que en el siglo XIX revolucionaron todos los sistemas de fabricación. Escogiendo al azar entre una lista inacabable, se pueden citar en el siglo XVI a Oswaldo Crool, que descubrió el cloruro de plata y el sulfato de potasa. Durante el siglo XVII, Berguin descubrió los calomelanos; Glauberio el sulfato amónico y el quermes; Otto Tachenns, la reacción del tanino con las sales de hierro; Tribunius, el tártaro emético; Klaproth, el urano, titano, teluro, zirconio, estronciana y alúmina; Kunkel, el fósfor, y Seignette, el tartrato sodicopotásico. En el siglo XVIII Dusbach descubrió el azul de Prusia y brillaron Scheele, Wenzel y Baumé. En el siglo XIX consiguieron gloria imperecedera Humfredo Davy, el inventor de la lámpara de seguridad para minas, descubridor del bario, estroncio, calcio, magnesio y uno de los fundadores de la Química moderna; Serturner, que descubrió los alcaloides; Vauquelin, el eminente biólogo; Oersted, el descubridor del electromagnetismo; Robiquet, que inició los primeros trabajos sobre los colorantes sintéticos, aislando los de la rubia y preparando la alizarina; Balard, el descubridor del bromo; Bussy, del magnesio; Mein, de la atropina; Hesse, de la aconitina; Vee, de la eserina; Tanret, de la peleterina; Pelletier, de la quinina; Quevenne, que redujo el hierro por el hidrógeno, y muchos otros que harían esta lista interminable Los tratadistas de la ciencia farmacéutica Aparte de los trabajos ya citados, hubo tratadistas que se dedicaron exclusivamente a la ciencia farmacéutica, metodizando los preparados galénicos y sistematizando la farmacia química que a fines del siglo XVIII había alcanzado ya verdadera importancia. Figuraron a la cabeza de los autores expresados, el español Carbonell, con su Tratado de farmacia operatoria; Simón Morelot, con su Cours théorique et pratique de pharmacie; Jourdan, con la Pharmacopoea universelle (1828), y finalmente, Soubeiran, uno de los más ilustres técnicos del siglo XIX, autor del célebre Trailé de Pharmacie (1836). A partir de 1850 aparecieron otras obras siguiendo los adelantos que diariamente se introducían en la Farmacia, tanto respecto a medicamentos nuevos como a nuevas formas farmacéuticas. Entre los autores aludidos, merecen citarse Bourgoin, Dupuy, Alessandri, Smith, Sádaba, Andouard, etc. El estudio de las plantas medicinales y de las drogas de origen natural, pudo ser situada entre las ciencias reconocidas como tales gracias a la obra Manual de farmacognosia (handbuch der Pharmacognosie), del profesor suizo Alexandre Wilhelm Oswald Tschirch (1856-1939)
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